ESE OJO QUE OBSERVA


Hoy de mañana me levante con una angustia terrible. Una angustia que nace de acá, de las entrañas. Tomado por la angustia: miraba la cama con cariño. Nada tenía sentido. Deambulaba y deambulaba por la casa girando. Regando plantitas con una regaderita de chapa para despistarme. Lento, pesado y perezoso. Deambulaba y en eso me vinieron unos versos... que escribí en un papelito... no se que carajo significan, pero los retuve por las dudas... dice así:
Saco un cálculo rápido.
Canto y grito al sol.
Me angustia la pregunta
De ese ojo que me observa
En un cielo que nos abandonó.
Salí por obligación, no por ánimo. Camine unas cuadras, me tome el bondi 65 hasta Barrancas de Belgrano. Me baje, camine hasta la estación del tren, saque un boleto:
- San Isidro es la estación mas cerca del hipódromo?
- Si... Vas a los burros?
- No. Al dentista.
- Ah. Suerte.
-Gracias. Ida y vuelta por favor.
No sea cosa que después no pudiera volver. Subí al tren. Me dieron el asiento. Me debo ver terrible. En eso entraron unos brasileros con unos tambores. Tres negros con tambores, y un colorado con una trompeta. Tocaron “tristeza” con una alegría indescriptible... brasilera! Al trompetista le faltaba un brazo. Un trompetista manco! No sabes lo que se movían esos tipos. Yo los miraba y miraba a los pasajeros, los miraba y miraba a los pasajeros: ellos tocaban “tristeza” y los tristes éramos nosotros...
Después empecé a ver por imágenes recortadas: carteles que pasaban rápido, árboles indescriptibles por la velocidad, un tipo colgado arriba y a lo lejos pintando un edificio al sol, mas carteles, dos ciegas, una casa con una mezquita, un pájaro como un proyectil... Me pase. Camine y camine para atrás. Llegue temprano. Me senté a esperar en un banco abajo de un ciprés por donde subía un hilito de hormigas como un río. Conté los pisos del edificio hasta el séptimo adivinando el consultorio. Me pare, cruce la calle, me compre un refresco y entre.
Consultorio. Un ventanal enorme mirando al hipódromo. Abrí la boca. Me clavaron anestesia. Zrraaaaak! Largaron! Los caballos venían corriendo parejito en línea recta. Yo, la boca siempre abierta, medio babeado, veo que se despegan del suelo de a poquiiito... cierro los ojos, abro los ojos. Caballos lanzados en vuelo!!! Hacia mí!!! Pasaron por la ventana, rasante, a milímetros. Cierro los ojos, abro los ojos: un paisaje sin cielo! Los árboles y los edificios recortados contra la nada. Un montón de nada y arriba, bien arriba, las plantas de los pies de Dios. Una bandada de pájaros galopando en caballo y yo que me despego del silloncito y salgo entre los cables y floto como una hoja en otoño. Y floto y fluyo y flato haciendo tirabuzones, formas estéticas, con estilo, medialunas, rol volado, incoherencias de todo tipo, siempre hacia arriba. Me elevo nadando en la nada hasta caer posado a los pies de Dios. Dios. Dios es grande de lejos y chiquitito de cerca. Un enano así con cara de hormiga! Lo miro: tenía cara de buen tipo, pero cansado, amargado...
- Sos Dios?
- Sí.
- Que chiquito sos...
- Que querés... soy un laburante.
No entendí un carajo, pero me calle la boca.
- Vení.
Se agacho y me guardo en un bolsillo. Dio un par de zancadas. Yo iba pensando como si era mas chico que yo...
- Llegamos.
Me saco del bolsillo. Había un enorme espacio vacío lleno de pelotas como las piedras que emergen de la tierra en el valle de la luna.
- Juguemos.
Me dio una bola. Era un ojo, pesadísimo! Lo sostuve como pude.
- Tira. Ese que brilla es el bochín.
Jugamos a las bochas. No se como hacía pero para él esos ojos eran livianísimos. Por algo es Dios. Me dejo ganar.
- Esta noche los astrónomos van a tener un quilombo!
Y se reía... reía y la risa se hizo cada vez mas fuerte, como un zumbido y la oreja...
El torno del dentista hurgaba mis encías, sacando cachos de diente podrido y sangre.
- Podes cerrar la boca. Hace buches.
Estaba en el mundo. Salí medio mareado, abombado, la jeta dormida. Camine. Me cruce con una embarazada. Nos miramos, despaciiito...
Todo es redondo.
Como los ojos de la embarazada,
como la panza embarazada,
como el feto antes de nacer,
como la punta de las antenas de Dios...

Subí al tren. Me quede dormido. No tuve ningún sueño...